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Editorial

En 1990, el estudio EDEM (epidemiología de la disfunción eréctil masculina) demostró que el 19% de los varones españoles de 25 a 70 años presentaban disfunción eréctil (DE). Esto suponía que casi 2 millones de varones españoles presentaban DE y solamente el 16.5% había consultado por el problema.
Dr. Luis Rodríguez Vela
Dr. Luis Rodríguez Vela

En 1990, el estudio EDEM (epidemiología de la disfunción eréctil masculina) demostró que el 19% de los varones españoles de 25 a 70 años presentaban disfunción eréctil (DE). Esto suponía que casi 2 millones de varones españoles presentaban DE y solamente el 16.5% había consultado por el problema.

En los años 90, los pacientes con DE eran derivados a Unidades de Andrología donde podríamos ofrecer diferentes técnicas diagnósticas especializadas:

  • Registro noctuno de rigidez y tumescencia peneana (Rigiscan): para diferenciar entre DE psicógena y orgánica.
  • PESS del nervio dorsal del pene y reflejo bulbo-cavernoso para estudiar el componente neurológico.
  • Cavernosometría de infusión dinámica y Eco-Doppler dinámico para realizar un estudio vascular muy completo de cara a una posible revascularización.
  • Estudio hormonal y analítico completo.

Podíamos ofrecer a nuestros pacientes un diagnóstico etiológico, pero nuestro arsenal terapéutico era muy limitado: administración de testosterona, inyección IC de alprostadil, prótesis de pene y en casos muy seleccionados revascularización.

En 1998 se comercializa Sildenafilo y esto va a producir un cambio muy importante en el manejo diagnóstico y terapéutico de la DE. Por primera vez disponíamos de un fármaco que podía administrarse por vía oral, era eficaz y con pocos efectos adversos.

Posteriormente se comercializaron Tadalafilo y Vardenafilo y los inhibidores de la PDE-5 se convirtieron en el tratamiento de primera línea en la gran mayoría de los pacientes. Ya no tenía sentido realizar estudios vasculares o neurológicos complejos. Tras una evaluación básica sencilla la gran mayoría de los pacientes eran tratados con inhibidores de la PDE-5. A partir de ese momento, los pacientes van a ser tratados por urólogos generales y solamente se remite a las unidades de andrología los pacientes que no responden y precisan de un tratamiento más invasivo (Inyección intracavernoso de alprostadil o prótesis de pene).

Los inhibidores de la PDE-5 cambiaron nuestro modo de diagnosticar y tratar a los pacientes con disfunción eréctil. Un inconveniente es su administración “a demanda” una hora antes de la relación sexual. A partir de 2006, la administración diaria de Tadalafilo 5 mg ofrece a los pacientes la posibilidad de tener relaciones sexuales con naturalidad y espontaneidad.

En 2010 Vardi et al. (Eur Urol 2010; 58:243) publican su primer estudio sobre la eficacia de las ondas de choque de baja intensidad en pacientes con DE. Este tratamiento mejora el Indice Internacional de Función eréctil (IIEF-FE), el grado de rigidez peneana y la función endotelial de los cuerpos cavernosos. Éstos mismos autores, en 2012 (J Urol 2012; 187:1769) presentan un estudio randomizado y doble ciego donde se compara la eficacia de las ondas de choque con respecto a placebo. Concluyen que las ondas de choque de baja intensidad ofrecen una mejoría significativa del IIEF-FE, de la rigidez del pene y del componente hemodinámico de la erección, con respecto a placebo.

A partir de estos estudios, el tratamiento con ondas de choque se ha extendido a múltiples unidades de andrología para el tratamiento de varones con DE vascular. El nuestro país, Angulo et al. (Actas Urol Esp 2016) publican una revisión sistemática y metaanálisis sobre la eficacia de las ondas de choque en pacientes con DE. Concluyen que este tratamiento mejora el IIEF-FE, tanto al mes como a los 3 y 6 meses desde la aplicación de las ondas de choque.

En 2017, Zhihua Lu y T. Lue (Eur Urol 2017; 71:223) realizan un metaanálisis de los 14 estudios que comparan la eficacia de las ondas de choque con respecto a placebo. La conclusión de este metaanálisis es que las ondas de choque mejoran significativamente el IIEF-FE y la dureza de la erección peneana con respecto a placebo.

Mi experiencia con el tratamiento con ondas de choque de baja intensidad en pacientes con DE vascular coincide con los datos publicados en estos metaanálisis. Comparto la opinión de D. Hatzichristou que las ondas de choque son eficaces en pacientes con DE y están aquí para quedarse.

Dr. Luis Rodríguez Vela
Jefe de Sección de Urología. Hospital Universitario “Miguel Servet”
Profesor de Urología. Universidad de Zaragoza
ZARAGOZA