Estimados amigos:
Gracias por haberme elegido para el editorial de esta edición del Newsletter Andrología, he recibido con mucha satisfacción el encargo. Quiero empezar agradeciendo al grupo de amigos la decisión que han tomado. A Javier Romero, nuevo coordinador del Grupo de Andrología a quien le auguro éxitos en su nuevo cometido. A Natalio Cruz, emprendedor entusiasta y defensor de la andrología y gran amigo. A Carlos Simón, responsable de la publicación muy especialmente a Ferring por el gran esfuerzo que realiza mediante esta publicación para contribuir a la divulgación de la andrología, que repercute sin duda en beneficio de los pacientes.
Hablar de alargamiento y engrosamiento de pene es un tema que me apasiona. Me he dedicado a practicar y depurar la técnica del alargamiento y engrosamiento del pene desde hace casi 20 años y a día de hoy la practicamos de forma habitual y con excelentes resultados. Iniciamos nuestra primera cirugía en el año 1998, cerrando el año que ha terminado 2016, hemos realizado un total de 460 cirugías.
Antes de iniciar las primeras cirugías realicé un estudio exhaustivo de la anatomía genital, prestando gran atención a todos los elementos musculares y ligamentos, especialmente al sistema vasculo-nervioso, que le aporta la sensibilidad y motricidad del pene.
Es obligado hablar sobre la demanda de los pacientes, por qué quieren operarse y valorar lo que es una cirugía necesaria y en otras ocasiones es una cirugía conveniente y/o de complacencia. Como dice Julián Marías: “El ser humano se halla siempre en una situación donde debe elegir entre varias posibilidades y eligiendo determina su propia libertad. La justificación de una elección define el carácter moral o inmoral de sus actos, de sus proyectos y de la configuración total de su vida”. Esta es la razón fundamental para decidir la intervención.
Como publiqué en el magnífico “Tratado de Andrología y Medicina Sexual” editado por el Dr. Natalio Cruz: Las primeras técnicas de alargamiento y engrosamiento de pene documentadas en Occidente datan de 1893, cuando el doctor G.A. Neuber acometió trasplantes de tejido adiposo en humanos y animales. Sin embargo, no sería hasta el siglo XX cuando los sistemas y técnicas de alargamiento y engrosamiento de pene se estandarizaron. En las primeras décadas del siglo se hicieron algunos avances con máquinas rudimentarias de vacío. El paso fundamental fueron los trabajos de Robert Warthon con dispositivos de vacío en la década de 1970 y las primeras cirugías sobre alargamiento de pene, de la mano del Dr. Kelly en Boston, en 1980. Posteriormente, en 1984 el Dr. Gulmini en Montpellier comunica 49 casos de pacientes sometidos a cirugía con una media de aumento entre 5 y 6 cm. El primer artículo de cirugía sobre pacientes con anomalías congénitas aparece en el Journal of Urology (1986), firmado por el Dr. Stephen Kramer de la Clínica Mayo. Ya en 1990, el Dr. Dao-Chao Long publica un trabajo de 300 casos de alargamiento de pene basados en seccionar el ligamento suspensorio. En el año 2000 realicé la primera presentación de nuestra casuística en el Congreso de ISSM celebrado en Berlín.
¿ES NECESARIA ESTA CIRUGÍA?
De más de 10.000 visitas interesándose por la posibilidad de alargamiento y/o engrosamiento sólo han llegado al quirófano 460, esto denota la importancia de la criba que se realiza a través de la visita médica en la que se identifique claramente la motivación de los pacientes, por qué que se interesan por esta cirugía. La demanda social va en aumento ya que la aspiración de mejoría estética es cada vez más habitual en la población masculina puesto que los cánones de belleza y atractivo ejercen presión en el hombre y no solo en la mujer.
Conocer el estado psicológico del candidato es clave y para ello nos ayudamos de varios cuestionarios validados: el Beck que nos detecta si hay alguna psicopatología y si así se evidencia, el paciente es remitido al psiquiatra; el otro cuestionario que utilizamos es el STAI, que nos indica el nivel de ansiedad que sufre el individuo.
Debemos tener una referencia científica para explicar a los pacientes las diferencias en el tamaño del pene y nosotros recomendamos los valores que da la Sociedad Americana de Cirugía del Pene que da las siguientes mediciones: micropene <7 cm; pene pequeño: <10 cm; pene medio: entre 12 y 17 cm de longitud y pene grande: > 18 cm de longitud. Las mediciones antes y después de la cirugía la realizamos con el calibrador de acuerdo con el paciente y tomamos fotografías. Además del micropene congénito, existen otras razones fisiológicas para las deficiencias en el tamaño, que van desde la pérdida traumática de una parte del pene hasta ciertas enfermedades congénitas o adquiridas. Paralelamente, la falta de autoestima, el efecto psicológico de las críticas por parte de la pareja o el llamado síndrome del gimnasio son algunas de las razones detrás de una dismorfofobia peneana.
Por norma general, el protocolo de selección de pacientes incluye los siguientes casos:
- Si el pene en erección no supera los 8 cm. Se considera necesaria una intervención, dado que se presenta una patología por falta de desarrollo peneano que, además de dificultades en la relación sexual con penetración satisfactoria, puede crear serios problemas psicológicos de inhibición sexual, pérdida de la autoestima, es decir, una mala calidad de vida en el aspecto sexual.
- Si la longitud del pene es menos de 10 cm. Pacientes muy insatisfechos con el tamaño de su pene y que han seguido algún tratamiento psicológico/psiquiátrico durante más de un año sin mejorar también deben ser operados.
- Si el pene está dentro de los límites de la normalidad, entre 12 y 15 cm. Debemos constatar que el paciente es psicológicamente estable y está interesado en alargar su pene por razones estéticas. Entendemos que en estos casos se trata de una cirugía de complacencia para mejorar su autoestima y aumentar la confianza en sí mismo.
A lo largo de los años y tras la experiencia acumulada, nuestra técnica está protocolizada se pude resumir en los siguientes pasos: Incisión adecuada en “V” invertida infrapúbica, resección total del ligamento suspensorio y de ambos ligamentos cuneiformes. Crear un puente aponeurótico retropeneano para evitar la retracción. Disecar el colgajo de grasa que obtenemos de la piel distal de la cicatriz y colocarlo como expansor entre el pubis y el dorso del pene, cierre por planos y piel en “Y” invertida con sutura intradérmica.
Son mínimas las complicaciones si se hace una cirugía limpia, poco sangrante y con protección antibiótica. Ocasionalmente puede aparecer algún seroma. Es muy importante enseñar al paciente las técnicas para consolidar el éxito de la cirugía: estiramientos, extensor o sistemas de vacío. Las instrucciones post-operatorias variarán según el tipo de cirugía, (aumento volumétrico de longitud y/o grosor).
Como novedad más reciente quiero mencionar la innovadora técnica de aumento de grosor mediante la utilización de grasa autóloga enriquecida con células de fracción estromal, desarrollada junto con el Dr. Llull del Laboratorio Stem Cell Center en Palma de Mallorca. La experiencia es aún escasa pero los resultados apuntan hacia una mayor satisfacción del paciente debido a un menor índice de reabsorción, dado que dicho enriquecimiento hace que la viabilidad de la grasa que inyectamos entre la fascia de Buck y la túnica albugínea sea mayor.
Los especialistas que quieran realizar este tipo de cirugía deben tener presente que sólo se obtiene el éxito con el estudio anatómico, con la práctica repetida y tras años de trabajo que proporcionan la experiencia, de esta manera protegeremos a los pacientes de fracasos. Como decía Hinderer U.T., “nuestro deber es enseñar, en beneficio del paciente”.
Dr. Mariano Rosselló Barbará
Centro de Urología, Andrología y Medicina Sexual
Palma de Mallorca