En un momento de mi vida y de mi trayectoria profesional en la que me siento maduro y tengo tiempo para reflexionar, no sorprenderé a nadie si afirmo que me gusta la Andrología. Y cuando he frenado y reflexionado, cuando me pregunto ¿por qué me gusta?, sólo me vienen a la cabeza estas dos palabras: límites y limitaciones.
Me gusta la Andrología porque no tiene límites, o porque los tiene muy en contacto con otras disciplinas que también me resultan fascinantes. Cada campo de la Andrología abre puertas al conocimiento y no tiene más límites que nuestras propias limitaciones, las que tenemos o las que nos ponemos muchas veces por desconocimiento o desinterés.
Así, en el campo de la Fertilidad la Andrología contacta y se imbrica con la Ginecología, con la Fisiopatología de la esterilidad, con la Reproducción humana (natural y asistida), con la Genética, con la Biología, la Proteómica, la Epigenética, … y con todos los avances que la Medicina Reproductiva pone actualmente al servicio de una pareja que quiere tener hijos y no puede. Y en la labor del urólogo no hay límites, especialmente si uno no tiene limitaciones en sus conocimientos.
En la Medicina Sexual la Andrología comparte áreas de interés con la Psicología y la Psiquiatría, la Sexología, Endocrinología, Medicina Interna, Radiología, Cardiología, Dermatología, Geriatría, etc. La Salud Sexual se vuelve, en manos de un profesional con ilusión y conocimientos, no sólo una meta a conseguir, sino un tesoro a preservar cuando está bien. La pérdida de la Salud Sexual se convierte de repente en una valiosa señal de alarma, un centinela atento y sensible, que señala que algo no va bien. Cuando superamos nuestras limitaciones y aprendemos a hacer caso a estos síntomas de una forma global, con perspectiva, y con una visión holística, sin límites, estamos en condiciones de ayudar al paciente no sólo a preservar o recuperar su salud sexual, sino a preservar y recuperar su salud en general y su propia vida.
Los campos quirúrgicos relacionados con la Andrología me han resultado siempre muy atractivos. En primer lugar por su variedad y extensión. El especialista en Andrología debe manejar no sólo la Cirugía urológica y genital convencional, sino también la Microcirugía, la Cirugía Reconstructiva, la Endourología, la Laparoscopia, la Cirugía Plástica relacionada con su área. La Cirugía en Andrología tiene una vertiente creativa, plástica, dinámica, que es fascinante. Cada malformación congénita, cada curva de pene, cada micropene, cada uretra, cada microcirugía, cada prótesis, cada reconstrucción genital, cada caso en definitiva supone un reto. Requieren todos cierto grado de improvisación, imaginación y creatividad. Y nos ponen a prueba. Y ponen de manifiesto nuestras habilidades, pero también nuestras limitaciones, nuestros límites.
Y precisamente por eso, porque creo firmemente que “no hay límites” si uno tiene la voluntad de superarse. Porque creo que “yo puedo si otros han podido”. Porque es un reto permanente y de cada día el “superar nuestras limitaciones”. Porque me ha gustado siempre adquirir nuevos conocimientos en las fronteras de nuestra especialidad, y más habilidades quirúrgicas que ayuden a resolver los problemas de mis pacientes. Porque el tiempo te da la experiencia y es bueno tomar conciencia de todo esto. Por todo eso, por todo esto me gusta la Andrología.